TÍTULO ORIGINAL: Diggstown (AKA Midnight Sting)
AÑO: 1992
DURACIÓN: 98 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR Michael Ritchie
GUIÓN Steven McKay (Novela: Leonard Wise)
MÚSICA James Newton Howard
FOTOGRAFÍA Gerry Fisher
REPARTO: James Woods, Louis Gossett Jr., Bruce Dern, Oliver Platt, Heather Graham, Randall Cobb, Thomas Wilson Brown, Duane Davis, Roger Hewlett, David Fresco
PRODUCTORA: Metro-Goldwyn-Mayer
Para el experto timador Gabriel Caine (Woods) Diggstown es la tierra prometida, un lugar legendario por sus combates de boxeo con apuestas exorbitantes que atraen a apostadores de todas partes. Gabe, que nunca deja escapar una buena oportunidad, apuesta al pez más gordo de la ciudad, (Bruce Dern), que su boxeador ganará a diez oponentes en veinticuatro horas, y eso, aunque su boxeador es "Honey" Roy Palmer (Gossett), un ex boxeador malhumorado y cuarentón que acaba de salir de su retiro. Pero Roy parece estar más en forma de lo que nadie hubiera esperado...
Michael Ritchie (El Chico de Oro) nos ofrece este entretenido thriller en clave de comedia, adaptación de la novela de Leonard Wise . Los primeros minutos guarda cierta seriedad, pero a medida que avanza el humor predomina. No es una desternillante comedia, pero si que tiene ese punto ácido que nos arrancará más de una sonrisa.
Si no lees la sinopsis, yo la he visto sin hacerlo. Piensas que todo el plan ideado por Woods, consiste en un ultimo golpe maestro, y así es, pero todo apunta que se trata de atracar un banco. Puesto que es el tópico después de una fuga de la carcel, ahí es donde empieza la verdadera historia que nos narra el guión. Una historia de miedos y fracasos del pasado. Aunque se trata de un plan bastante elaborado, con intrincados subplanes, lo cual no signífica que como expectadores no seamos capaces de adivinarlos. Todo la trama se mueve en una gran telaraña de apuestas a ver quien tiene más huevos de jugarse todo su dinero.
Los personajes van apareciendo en la historia por separado y se van juntando todos en el sitio donde se desarrolla todo el meollo del asunto. Pero al igual que aparecen, desaparecen de forma brusca, sin llegar a aportar su grano de arena en la historia. Como el personaje de Wolf. Diggstown es el pueblo donde se desarrolla todo el meollo. Un pueblo un tanto peculiar, lleno de gente extraña y excentrica, como Jhon Gillon interpretado por Bruce Dern, el alcalde corrupto que se ha adueñado de todo el pueblo. Diggstown parece regirse por sus propias leyes, dejando de lado las del condado al que pertenece. La reunión de todos los personajes principales en el mencionado pueblo ¿es casualidad o está premeditado?, pronto saldremos de dudas, esa parte no es el giro rocambolesco que nos espera al desenlace y que conectara en cierta manera con el principio.
Woods está totalmente pletorico, a pesar de que el supuesto protagonismo se le otorga a Palmer, el boxeador. Ambos se complementan adecuadamente, aunque las decisiones precipitadas y contradictorias de Palmer son de lo más chocantes, momentos dignos para insertar en la serie Apartamento para Tres. Dichas situaciones contienen ese punto de humor, que se ira acentuando a medida que avanza la historia. El plan ideado por Woods, no está a la altura del plan maestro realizado en El Golpe con Paul Newman, pero indudablemente llegará a recordar, por sus constantes transfondos.
No estamos ante una cinta redonda, claro que no. Tiene cosas muy cuestionables, ¿como un hombre de casi 50 años es capáz de aguantar 25 asaltos?¿o como no se indaga más en un asesinato que se ve claramente quien es el culpable?¿o como algunos protagonistas siguen adelante tan fácilmente al perder un ser querido?. Pero no es una película con pretensiones argumentales demasiado elocuentes, así que disfrutemosla sin devanarnos el cerebro, e intentando atar los cabos sueltos.
La parte de los combates carecen de la épica necesaria. Para eso ya tenemos a Rocky, sin embargo guarda ese punto en común con el potro Italiano, la superación. La banda sonora resulta un tanto extraña, puesto que intenta ser épica en los combates pero no lo consigue. Y algunos temas fuera del ring suenan demasíado campestres, estilo Casa de la Pradera pero sin llegar al nivel de algodón de azucar de la mítica serie. Una rareza en toda regla, pero lo suficientemente entretenida sin aburrirnos un solo momento.
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