Después de ganar con la peculiar home invasion, Borgman, en la categoría mejor película fantástica en competición en la 46ª edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. El director holandés Alex van Warmerdam, dos años más tarde repite en el mismo festival y nos presenta Schneider vs. Bax.
En esta 48ª edición se va con la manos vacías. Pero su reciente trabajo, incluso, ha sido más disfrutable que la premiada Borgman. Film que me gustó, pero -una edición más- discutible ganadora.
Con un título tremendamente descriptivo, el cineasta nos presenta en Schneider vs. Bax una película más sencilla y abiertamente más realista que su premiado anterior trabajo, Borgman. El resultado es mucho más accesible al público general.
Schneider, asesino a sueldo y hombre devoto de la familia, se le encarga justo en la mañana de su cumpleaños que liquide a Ramon Bax, un escritor de 50 años que vive recluido en una cabaña junto a un lago. Lo que en principio parecía un trabajo fácil, acabará convirtiéndose en mucho más de lo que cabría esperar.
Con una premisa tan sencilla nos encontramos ante una película tremendamente bien ejecutada, tanto artísticamente como a nivel argumental. Mientras que Borgman tenía un toque malsano y onírico, y una puesta en escena muy próxima al cine de autor. Carismática, pero extrañamente densa.
Sin embargo, la obra que nos presenta el holandés, es dinámica y de simple comprensión para el público, que contrariamente a Borgman, nos deleita con una puesta en escena muy cercana a la realidad, alejada del toque surrealista de Borgman.
Su premisa puede recordar al típico thriller conspirativo, por motivos políticos o empresariales, da igual. Lejos se encuentra la propuesta de Warmerdam de esos tópicos del cine de espionaje. La justificación del encargo, nunca llega a saberse. En clave cómica, se alega infanticidio. Pero eso es algo que no trasciende más allá de la broma verbal en la escena en que Schneider es contratado. La película se desarrolla en base al enfrentamiento y la supervivencia del más listo y despiadado de los dos protagonistas.
Schneider vs. Bax se decanta por la comedia ácida, que hasta cierto punto, nos recordará a After Hours (Jo! que noche) de Martin Scorsese.
Salvando la distancia argumental y el gran toque cómico de la obra del cineasta neoyorquino, la obra de Warmerdam conserva ciertos designios en común con la película de Scorsese, sin llegar a ser una comedia al uso, ese humor negro característico se mantiene.
Pero el mayor parecido reside en el desarrollo, paralelamente la trama se complica de la misma forma. A medida que los variopintos personajes hacen acto de presencia, siendo ellos mismos los que influyen de manera más que notable en las decisiones del resto de personajes y en la evolución de la propia historia.
La película respira sencillez y contundencia, casi a partes iguales. Ya que ésta sabe salvaguardar sorpresas en su guión, escrito por Warmerdam. La aparición de personajes secundarios de lo más carismáticos, propician algunas situaciones bastante risueñas.
Con muy pocos personajes, el holandés construye una historia familiar e intensa. La aparición de Francisca, la desequilibrada hija de Bax, ejerce una presión importante en esa parte. Interpretada por una solvente, aunque algo excéntrica Maria Kraakman, consigue que las relaciones familiares ganen un peso importante en la primera parte del film. Creando un alto contraste con la aparición del abuelo, además, de representar una de las escenas más salvajes de la película.
Aunque, el peso interpretativo recae básicamente en los dos actores que dan nombre al título del film, Schneider y Bax. Interpretados por Tom Dewispelaere y el propio Alex van Warmerdam, respectivamente.
Ambos ya trabajaron juntos en Borgman, por partida doble. Digo esto, puesto que Warmerdam, además de dirigir, se guardó un papel secundario junto al papel interpretado por Tom, también secundario, ambos ejercían como secuaces del propio Borgman.
Y aunque en Schneider vs. Bax casi no comparten un mismo plano, el hecho de haber trabajado juntos anteriormente, denota una compenetración notable entre ambos actores.
Tom Dewispelaere en su papel de Schneider, se pasea con naturalidad y con su fuerte personalidad y testarudez que no cejará en su propósito, improvisando técnicas de lo más audaces y risueñas, por ejemplo; la de la barca.
Alex, interpreta a Bax, un anciano decrépito y adicto a todo tipo de pastillas y medicamentos, vive en un cenagal, tiene una hija depresiva, un padre pederasta y un trabajo de escritor fracasado, su papel muestra el declive humano. Schneider, tiene una lujosa casa y la familia perfecta, y aunque los dos son igual de malos y su motivación es la misma, sobrevivir. La empatía es con Bax.
Un film con tintes plenamente europeos, muy deudor del cine de Michael Haneke. Como he dicho, más accesible comparada con Borgman, pero igualmente no recomendable para los forofos del blockbuster americano. Si te gusto Borgman, no te la pierdas.
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