Después de haber dirigido el cortometraje Veil en 2011 y crear algunos de los efectos visuales de la saga El Hobbit, dirigida por Peter Jackson. Jason Lei Howden nos presenta su primera película como director, en la que también ejerce como guionista. Tras presentar la idea de Deathgasm -poster y argumento- en el concurso Make My Horror Movie en 2013, el proyecto quedó finalista, que le reportó a Howden 200.000 $ neozelandeses para realizar la producción, que se llevó a cabo a mediados de 2014.
De esta manera el cineasta australiano, nos presenta a Brodie, un fan del Heavy Metal que es envíado a vivir con su tío a un pequeño pueblo en el que conoce a Zakk, el típico malote, pero que debido a la admiración mutua que ambos tienen por el heavy metal, se harán amigos y formarán un grupo, Deathgasm. Tras encontrar unas partituras, invocarán sin querer a unas peligrosas fuerzas del mal que convierten en demonios a sus habitantes. Zakk y Brodie deberán hacer frente a éstas criaturas.
La película es toda una declaración de amor a films como Muerte a 33 r.p.m, The Gate, Braindead o Posesión Infernal, films en los que Howden se inspira claramente en distintas partes de la película.
Y con perdón de Little Nicky o Airheads, esta es la película que todo fan del Heavy Metal y del gore, estábamos esperando. Su mezcla entre ambas ‘asignaturas’ es casi perfecta. Howden se inspira en su época adolescente, en la que era un fan del Metal, para rodar una película delirante, salvaje y muy divertida, todo aderezado a ritmo de Heavy Metal.
La película contiene gags para el público ajeno al Metal, que disfrutarán significativamente. Pero lo que hace especial al conjunto, son las distintas y numerosas referencias; en forma de gags visuales o verbales y que harán las delicias del auténtico metalero.
Entre los cuales, tenemos el videoclip que deciden grabar en el bosque, que referencia en clave cómica a los grupos noruegos de Black Metal, las visiones de su protagonista en plan Manowar cuando se pone los auriculares o la frase ‘te voy a hacer un Burzum’, entre otras muchas.
Mientras que el resto de público se quedará en la superficie de la película, aunque -siempre que le guste el gore- se lo pasará bien, no llegará a apreciar toda su magnificencia. Una true movie para los que disfrutamos con el Heavy Metal y sus subgéneros.
Sus efectos especiales de la vieja escuela combinan perfectamente el splatter, con otros digitales, como los rayos mortales por los ojos, las visiones metaleras como dios o diosa del trueno o alguna transformación demoníaca de sus habitantes.
El resultado es un festín de vísceras, litros de sangre y decapitaciones repartidos convenientemente al presupuesto, y que se inspiran claramente en Braindead, pero aportando su toque personal.
El reparto encabezado por Milo Cawthorne (Power Rangers R.P.M) se pone en la piel de Brodie, y perfectamente caracterizado como un metalero de toda la vida, se mueve con naturalidad ante la cámara. Su personaje evoluciona de la timidez al atrevimiento con paso firme.
Zakk interpretado por James Blake, debuta aquí como actor, aunque supuestamente hizo de doble de Thorin en la primera entrega de El Hobbit. Blake, por su corpulencia queda muy creíble en su papel de metalero chungo.
Por último a destacar, a Medina interpretada por Kimberley Crossman, que viene de apariciones en series televisivas de poca repercusión. Crossman nos brinda la mejor interpretación del tridente. Su transformación cuando Brodie le deja algunos cedés de grupos de Heavy, es muy visual, pero a partir de ahí su puesta en escena mejora mucho, y es muy coherente con el tono que nos ofrece la película. Además de mejorar su aspecto físico con ropa acorde a la propuesta. Toda una heroína del Metal.
El resto del reparto son meros secundarios, que no tienen una gran relevancia ni cuota de pantalla destacable. Se puede afirmar con rotundidad que están correctos todos ellos, pero el peso de la película se centra mucho en el mencionado tridente; Brodie, Zakk y Medina.
En una historia que toca valores tan usados como la amistad, el amor, la autoestima o el respeto, la historia se mueve entre los distintos tópicos conocidos sobradamente, pero aunque parezca increíble, funcionan perfectamente. Gracias en parte a la resolutiva presentación de los personajes principales a los pies de los créditos iniciales.
De la banda sonora poco hay que esputar sobre ella, magnífica. No contiene ningún tema ampliamente conocido fuera del círculo extremo, supongo que por un tema de derechos, que siempre conlleva mucho dinero de por medio, se incluyen canciones de grupos menos conocidos.
Pero siempre es agradable escuchar punteos de guitarra eléctrica en los momentos más propicios.
Howden nos ha dado lo que muchos fans del metal y el gore, esperábamos, un orgasmo de muerte. Indispensable para los amantes del gore y el true metal.
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