Tras dirigir algunos cortometrajes y algunos capítulos de la serie televisiva That Movie Show, Bobby Miller se atreve con la ‘gran pantalla’ y nos presenta The Master Cleanse, una película ochentera con toques muy propios de la serie B.
En plena crisis, Paul se apunta a un retiro espiritual. Entre los ejercicios que purgarán su cuerpo y su mente, se encuentra una dieta a base de zumos diuréticos. Además de liberar
toxinas, esto también saca de su interior otra cosa más... viva.
El guión escrito por el propio Miller combina el terror y la comedia con un desarrollo cercano al drama romántico en el que sus dos protagonistas interpretados por Johnny Galecki y Anna Friel no tienen nada que nos haga empatizar con ellos.
El toque de distinción del film, lo aportan los monstruitos protagonistas, aunque no son especialmente innovadores, le dan ese toque fantástico que forma parte del Festival de Sitges, donde pudimos ver la película.
The Master Cleanse es un debut simpático y elegante pero que, desgraciadamente, cae muy rápido en el olvido, la falta de sangre y gore no ayudan en absoluto. Creo que Miller debería haber puesto más énfasis y descargar mala leche en el conjunto.
Distribuye bien los recursos con los que cuenta y los efectos se presentan con una factura lo más artesanal posible y solventes. Pero el resultado es muy descafeinado
Buenas intenciones que por una falta de atrevimiento, carece de intensidad. Es una película de terror realizada para el horario infantil. Y es una pena, porque al inicio del film la cosa promete.
Innovadora tampoco es una característica de la que pueda presumir, ni en cuanto a historia ni a nivel estético. La semejanza con Bad Milo de Jacob Vaughan se vuelve excesiva en algunos momentos, incluso, los sonidos que hacen los bichos recuerdan a Milo. Pero ojalá hubiese alcanzado la misma tónica demencial y gore del film de Jacob.
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