Train To Busan es una película que, inicialmente, había descartado en mi programación para el Festival de Sitges 2016. Pero tras leer alguna recomendación positiva, decidí darle una oportunidad, a pesar de que huyo de las producciones asiáticas en general.
Vivimos una época en que los zombies/infectados están tan de moda que han acabado por saturarme, incluso, les he acabado cogiendo un poco de tirria. Esto no significa que hayan dejado de gustarme, es una relación de amor/odio.
Todo esto viene de lejos, retrocediendo a los 90, te miraban raro y llamaban friki al reconocer tu afición por las películas de zombies. La verdad, da rabia ver como ahora todo el mundo flipa actualmente con The Walking Dead y las miles de producciones en torno a este subgénero tan terroríficamente putrefacto que muchos seguíamos antes de ser una moda.
Un subgénero que ha servido para algo más que mostrar en pantalla muertos vivientes. A lo largo de décadas ha funcionado como vía para contar historias con trasfondos tan variados que han transitado por la crítica sociopolítica, el drama o la comedia.
Train To Busan es la más reciente producción del director Sang-ho Yeon, director de The King Of Pigs. El guión, escrito por su director, no es una vorágine de originalidad.
Es la unión de un drama familiar cualquiera con Guerra mundial Z y Snowpiercer, agitalo bien y el resultado es Train To Busan. Una película que peca de melodramática en algunos pasajes, pero que me parece muy honesta consigo misma.
Un desastroso virus se me expande por Corea del Sur, provocando importantes altercados. Los pasajeros de uno de los trenes KTX que viaja de Seúl a Busan tendrán que luchar por su supervivencia.
Volcada en el drama, la película intercala las escenas de acción en el montaje de la manera más apropiada y beneficiosa para el conjunto. Justo cuando la vena lacrimógena ralentiza el ritmo de la historia, nos obsequian con una frenética secuencia muy bien llevada por el operador de cámara, a pesar de hacer un poco el ‘saltimbanqui’ con el objetivo.
Las escenas de acción que promete en el trailer con muchos infectados (los zombies no corren ni saltan) con esclerosis múltiple, parece una respuesta directa a Guerra Mundial Z, y uno de los mejores puntos visuales del film, reside en dicha masa de infectados intentando subir a la locomotora o rompiendo las cristaleras de la estación.
La película recuerda a Snowpiercer por el desarrollo en el tren, algo que parecía muy limitado en un principio, pero que sobrelleva muy bien durante el extenso metraje, que creo, con 20 minutos menos habría quedado una película mucho más dinámica y suelta.
Con unos personajes tan carismáticos como Seok y Sang, sobre todo, el segundo, interpretados por Yoo Gong y Dong-seok Ma, respectivamente, la película transita por unas vías de tren muy firmes. En cualquier caso, como he dicho, se resiente en duración. La manía que tiene oriente de hacer películas de dos horas o más.
Por otro lado, tiene varios aciertos que compensan encarecidamente el exceso de metraje, como la incapacidad de ver en la oscuridad de los infectados o la anciana ‘psicópata’, que se marca un momento de aplauso.
Las cosas hay que llamarlas por su nombre, y Train To Busan mola, y lo dice alguien que no conecta en absoluto con la mayoría de producciones asiáticas, coreanas etc. Quizás, como en tantos otros casos, la influencia del cine americano que están adquiriendo algunas producciones orientales recientes, como The Raid o Snowpiercer, haya influido en que mi percepción mejore notablemente.
Los efectos son bastante clásicos en cuanto a maquillaje y sangre, al menos no me han parecido que fuesen digitales, nos deja una producción con resultados plausibles en este campo. En lo digital, como el accidente ferroviario o el efecto de las llamas, es otro cantar. Pero son momentos muy breves y rápidos. Creo que si te gustan los zombies e infectados, es una película que has de ver.
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