Producida por Telefilm Canada y dirigida por Adam Brooks y Matthew Kennedy, que además han escrito el guión e interpretan dos de los personajes principales, Rey Ciso y Peter Porfiry -el editor y el policía-, nos ofrecen una película menor enfocada a un público concreto.
Técnica y artísticamente es un resolutivo homenaje al Giallo, pero argumentalmente es un ‘pérfido’ homenaje. Un subgénero cinematográfico ‘apadrinado’ en el cine por Mario Bava y Dario Argento -a los que muchos siguieron- que proviene de las novelas policíacas con portada amarilla editadas en la década de 1930.
Un editor de películas se convierte en el principal sospechoso de una serie de brutales asesinatos.
The Editor desarrolla en clave de parodia una película que entiendo, pero de la que no comprendo sus intenciones.
Su argumento más bien mediocre, salta bruscamente de una situación a otra y va perdiendo el ritmo y la gracia inicial -que a pesar de no encajar del todo- nos mantiene interesados en sus primeros minutos, en parte, gracias al metalenguaje.
Pero como he dicho, el tono cómico salpica el film, tanto como lo hace la sangre dentro del género al que intenta rendir homenaje. No es que sea un film desternillante, pero mantiene un nivel de parodia medio-alto en cada secuencia. El resultado una extraña mezcla de géneros que no define al film en uno u otro género. No puedo decir que me haya disgustado, pero eso no significa que The Editor sea una buena película, ni siquiera en su categoría de telefilm.
Su regusto a video doméstico al 100% es indiscutible, pero hay que reconocer, que en ningún momento pretende ser lo contrario.
Es más, se nota que reivindica ese estilo doméstico en su totalidad. Puede que esto, a más de uno, le cause una relación de amor/odio.
El montaje de un film es una importante labor técnica a la que se le otorga muy poca importancia. The Editor se centra mucho en la figura del editor y su talento artístico que va ligada a una capacidad física como son las manos y la vista.
En la realización de una película, un director puede dirigir estupendamente, un actor lograr la interpretación de su vida, el compositor bordar la partitura, el director de fotografía conseguir la iluminación y las tonalidades perfectas, pero si el montaje no cuenta bien la historia que plantea el guionista, el resultado empaña por completo el resto de buenas labores técnicas.
The Editor se envuelve en un manto cómico, que no deja claro hasta qué punto es brusquedad entre las distintas secuencias, ha sido realizada expresamente, o es en verdad un montaje mal realizado.
Algo bastante irónico para ser cierto, teniendo en cuenta como defiende la figura del montador.
Los versados en la materia sabrán apreciar los múltiples guiños y referencias; apellidos de directores, títulos/temáticas de los principales films o la representación de algunas escenas míticas del género.
Centrándose en obras tan reconocidas como El más allá, Aquella casa al lado del cementerio, El destripador de Nueva York, La tarántula del vientre negro, Inferno, 4 Moscas sobre terciopelo gris o Crimenes en portada.
Pero las referencias no solamente se encuentran dentro del propio Giallo, películas como Evil Ed de Anders Jacobsson; El Resplandor de Stanley Kubrick y Videodrome de David Cronenberg asoman por la película en alguna secuencia aislada.
Lo mejor de la película reside en las muertes que se van sucediendo, bastante explícitas y fieles a sus referentes.
Apartado que cuenta con efectos de la vieja escuela, mucho latex y mucha sangre de bajo presupuesto, cercano al splatter, pero con resultados digeribles. No hay mucho espacio para elementos digitales, a excepción, de algún pequeño recurso incendiario o efectos psicodélicos en los pasajes oníricos del protagonista.
Por otro lado, el film comienza de manera muy clásica, con asesino de cuchillo en mano, enmarcada en los primeros films de Dario Argento El pájaro de las plumas de cristal, El gato de las 9 colas y Cuatro moscas sobre terciopelo gris, para terminar de manera más esotérica y espiritual como Suspiria, Inferno y Tenebrae, trilogía a la que hace referencia en el tramo final.
La banda sonora de Jeremy Gillespie, que ya trabajó con Brooks y Kennedy en su anterior película Father's Day, realiza aquí una partitura coherente con el apartado visual del film.
A ello hay que añadir algunos temas electrónicos del compositor francés Carpenter Brut, que no son fieles al género propiamente dicho, pero que aportan intensidad y testosterona cada vez que suenan.
Lo que no le viene nada mal a un film que se ralentiza intentando dar profundidad a unos personajes, que debido, a sus estridencias interpretativas y la regular credibilidad que nos aportan, no necesitan esa lectura en absoluto.
Las apariciones de Udo Kier (Blade) como psiquiatra loquero, Paz de la Huerta (Nurse 3D) como la mujer de Rey y Laurence R. Harvey (The Human Centipede II) como el Padre Clarke son un mero reclamo dentro del reparto, creo que no se le saca provecho suficiente a ninguno de los tres.
The Editor es una película más valorada por sus guiños/referencias a un subgénero que, aunque ya pasó su época dorada, se resiste a morir del todo.
Si eres versado en el Giallo, al menos las obras más míticas, te entretendrá lo suficiente, pero la olvidarás al poco rato. De lo contrario, creo que te aburrirá bastante.
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