Desde tierras canadienses bajo el título de Bite nos llega un film de terror dirigido por Chad Archibald (Ejecta). Film que no hay que confundir con la decepcionante obra vampírica de idéntico título dirigida por Alberto Sciamma, y producida el mismo año que la obra del canadiense. De hecho, ambos films se proyectaron durante la pasada edición de 2015 en el Festival de Sitges.
Poco antes de su boda y durante su despedida de soltera, la joven Casey sufre la picadura de un insecto desconocido. Lo que parece ser un incidente sin importancia pronto empieza a provocar ciertas transformaciones dentro de su organismo, que no tardan en aflorar y cambiar radicalmente su cuerpo de forma inimaginable.
En cierta manera, Bite me recuerda a Contracted, film que también pasó en 2013 por el Festival de Sitges. Aunque, lo único que ambas tienen en común es la fase de infección/transformación en el cuerpo de la víctima.
Bite empieza sin novedad argumental con un prólogo poco elaborado; una íntima despedida de soltera en un reducido grupo de amigas. Punto de partida que sirve para exponer el principio de una historia de desamores y traiciones poco original que nos cuenta su guión escrito por Archibald junto a Jayme Laforest.
¿Entonces qué es lo interesante para el fan del terror en Bite? La picadura que nos acerca a la nueva carne de David Cronenberg y su versión de La mosca. Claro que, lejos estamos a nivel de calidad y presupuesto con la mítica obra del, también, director canadiense.
El póster y el trailer promete gore, putrefacción y viscosidad extrema, características que cumple a medias durante parte del metraje, pero que termina ahogando el producto en un bucle repetitivo y con un final que no hace justicia al elaborado tramo central.
El film gana en asquerosidad a medida que la mutación/infección avanza en la víctima, una parte en la que el sonido juega un papel de vital importancia, y que han conseguido exprimir al máximo con muy buenos resultados. Da auténtico asco.
El problema es que, visualmente, éste se agota antes de llegar a su desenlace menos elaborado que su -como he dicho- tramo central. Un desenlace más propio de una serie B que, a mi juicio, deja descompensado el resultado final, con un desenlace que no es malo, pero debería haber mostrado algo más contundente y equiparable en calidad al resto del producto. Nos deja con la sensación de que podría haber sido memorable, y desgraciadamente, no lo es.
La enfermedad/putrefacción/transformación avanza lentamente por el sensual cuerpo de Casey, causa que puede exasperar los ánimos del espectador más impaciente.
Casey está interpretada por Elma Begovic (Save Yourself ) de manera solvente, que no antológica, aunque su fase álgida de la transformación me sorprendió gratamente, esos tics hacen creíble su transformación, en la que pasa de resistirse a su extraña condición a aceptarla en busca de venganza. Lo cierto, es que la actriz se convierte en la auténtica protagonista del film, el resto de personajes son minúsculos puntos en la historia.
En cualquier caso, si valoramos la obra en conjunto, esta Bite canadiense tampoco nos ofrece un espectáculo a la altura de las circunstancias. Un espectáculo que prometía servirse de la nueva carne de Cronenberg como en La mosca. En cambio las limitaciones de presupuesto, hacen que el mejor recurso que utiliza el film, desemboque en unos efectos visuales que se degradan hacia lo cutre y casposo.
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