Ajeno al mundo del cómic, desconozco la cuota de fidelidad del personaje en esta adaptación del mundo Marvelita a la gran pantalla. Tim Miller, supervisor de efectos visuales en Scott Pilgrim, debuta como cineasta en la gran pantalla con Deadpool, un antihéroe creado bajo el ala de Marvel en 1991.
Deadpool narra el origen de un ex-operativo de la fuerzas especiales llamado Wade Wilson, reconvertido a mercenario, y que tras ser sometido a un cruel experimento adquiere poderes de curación rápida, adoptando Wade entonces el alter ego de Deadpool. Armado con sus nuevas habilidades y un oscuro y retorcido sentido del humor, intentará dar caza al hombre que casi destruye su vida.
El guión de Rhett Reese y Paul Wernick, guionistas de Bienvenidos a Zombieland, nos ofrece un festín cómico. Deadpool es la película más gamberra y descerebrada de Marvel hasta la fecha.
Aunque, su irreverente y malsonante lenguaje arranca las risas en el espectador en numerosas ocasiones. Los ácidos diálogos tienen un punto de ingenio muy notable, que no solamente recurren a las soeces u palabras malsonantes para aludir al público, como parece ser en el trailer.
Como bien dice Deadpool justo después de los divertidos créditos iniciales, esto es una historia de amor. Pero no os asustéis, es de altos contrastes. Creando alocadas discordancias divertidisimas, como pocas veces veremos en un producto tan comercial.
Los diálogos tienen mucha chispa y las bromas llueven en forma de guiños muy risibles para cualquier cinéfilo, pues, el personaje no solamente dirige todo su sarcasmo e ironía hacia los personajes del film. También lo hace contra actores reales, películas o personajes fuera del film.
Un mundo creado por ‘nosotros’ (el ser humano), que Deadpool/Wade Wilson utiliza para hacernos sentir que formamos parte de su realidad, como si nosotros estuviésemos dentro del film. Incluso, éste se permite dirigir toda su atención contra él -Ryan Reynolds- como actor.
Además, Deadpool/Wade Wilson rompe constantemente la 4ª pared dirigiéndose al público. Realzando ese tono alocado y tremendamente gamberro del que presume la película de principio a fin.
Ryan Reynolds (Buried) ha demostrado de lo que es capaz, Buried es un buen ejemplo. Aunque no todas sus películas merecen la pena, queda claro que en buenas manos exprime su talento.
Labor digna de mención es el montaje, que intercala muy bien la historia entre el pasado y presente, tarea que realiza con mano firme y sin dejar cabos sueltos.
Los efectos especiales, salvo algún fuego digital, son más que correctos con un buen uso de la cámara lenta.
La puesta en escena también es buena, junto al elaborado diseño de producción que resulta gratificante para las retinas del espectador, que no ve sometido su juicio a efectos digitales fuera de los efectos especiales, claro.
Además, las escenas de acción están perfectamente coreografiadas y tienen un buen nivel de violencia, aunque se hace uso de la cámara rápida para obtener una calificación más acorde a todos los públicos, deja ver lo suficiente. De todas formas, le han encorsetado una R por el lenguaje, con lo que podrían haber sido algo más explícitos en lo visual.
Hasta donde yo sé, el personaje de Deadpool no ha llegado a formar parte íntegra del universo X-Men, pero ha tenido cameos en la saga de papel. Y cinematográficamente, apareció como Wade Wilson en X-Men Origins: Wolverine, también interpretado por Reynolds.
En Deadpool aparece sutilmente el legado del profesor Xavier, con Coloso y Negasonic Teenage Warhead como protagonistas secundarios. Viendo las intenciones de Marvel -veáse Los Vengadores- no me extrañaría que en un futuro ambos universos se terminen dando la mano en la gran pantalla.
La banda sonora compuesta por el rapero Junkie XL contiene además temas de distintos artistas con cierto estilo hip-hopero acorde con la forma en que se presenta el personaje principal, todo muy gangsta.
En fín, que todo lo que le faltó a Guardianes de la Galaxia, y más, lo tiene Deadpool. De acuerdo, que la obra de dirigida por James Gunn es otro tipo de producto más genérico, pero un punto de acidez no le hubiese hecho mal alguno.
Como no podía ser de otra forma, Stan Lee, tiene su cameo. Y por favor, si os gusta la película, NO OS PERDÁIS LA ESCENA POST CRÉDITOS.
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