Dos años han pasado desde que Eli Roth nos presentase Green Inferno, su particular, hasta cierto punto, cómico homenaje del cine de caníbales. Su tonalidad cómica fue motivo de decepciones a los fans de un subgénero que, mayormente en italia, tuvo su época dorada entre finales de los 70 y principios de los 80. Títulos como Holocausto Caníbal, Comidos vivos o La montaña del Dios caníbal, dan buen ejemplo.
Su última película, Knock Knock, en nuestro país traducida como Toc Toc, los ha habido peores por latinoamérica, según nos dijo Nicolás en la presentación del film.
Knock Knock juega en una liga mucho más sencilla y sin grandes intenciones respecto a los anteriores films de Eli Roth. Con un presupuesto moderado, rodada en una sola localización y con una sinopsis que cabe en un post-it, Roth nos presenta un cruce entre Funny Games y Una proposición indecente.
Dos chicas jóvenes se presentan sin previo aviso en la casa de un hombre casado, dispuestas a seducirle y complicar su vida perfecta.
Como he dicho, la película no tiene más pretensión que la de entretener al espectador, sin plantear cuestiones morales más allá de lo que supone una infidelidad en el seno -redundancias aparte- un matrimonio, y que nos recuerda lo frágiles que somos el género masculino ante un cuerpo de mujer, tal y como la naturaleza la trajo al mundo, desnuda.
Basándose en una actualización -por no decir remake- de Death Game -en nuestro país conocida como Las sádicas- film de 1977 dirigido por Peter Traynor, Eli Roth nos presenta un guión escrito junto a dos de sus habituales colaboradores más recientes, Guillermo Amoedo guionista de Green Inferno y Nicolás López, director de la flojisima Aftershock, en la que Roth colaboró como guionista.
El libreto que nos dejan sobre la mesa, no es ninguna genialidad. Pero el desarrollo de la historia está suficientemente bien llevado de principio a fin como para transmitir distintas y variopintas emociones, además de cierta tensión en algunos momentos. A título personal, diré que su simplicidad es lo que más he disfrutado.
Desde luego, el que quiera dinamitar la película, incluído su guión, puede hacerlo con gran facilidad. Pero no estamos aquí para eso, la película no busca dobles lecturas, ni transgredir al espectador con truculentas escenas de tortura y sadismo. Aunque psicológicamente éstas sí lo sean para nuestro protagonista, al ver desmoronarse su vida personal; mujer perfecta e hijos maravillosos, una casa con todo tipo de lujos y un trabajo de arquitecto que sostiene toda esa infraestructura llamada familia.
Pero nosotros estamos frente a la pantalla para dejarnos llevar por un tour de force erótico viendo a dos ninfas de cuerpos casi perfectos seducir a su protagonista, Evan Webber, interpretado por un expresivo -más de lo habitual- Keanu Reeves, que sin llegar a cotas muy destacables, nos brinda una correcta y convincente interpretación.
El dúo de femmes fatales que nos propone Roth, están compuestos por la actriz chilena Lorenza Izzo, que ya estuvo bajo la dirección de Roth en su anterior film, Green Inferno. Izzo es la que lleva la voz cantante y el peso de la interpretación en casi todo momento. A su regazo y tutela queda una Ana de Armas (El callejón) que físicamente nada tiene que envidiar a su compañera de reparto y que en cuanto a lo interpretativo cumple su papel con firmeza y decisión.
Su línea argumental es más interesante en el primer tramo, pero ésta se vuelve divertidamente salvaje cuando empieza el macabro juego, que de alguna forma pretende cobrarse la noche de lujuria anterior.
Y creo, que la frescura de enfocar las escenas a una mezcla entre lo cómico y el thriller, es el mejor camino posible que podía escoger la película. Un camino más oscuro y serio como el de la obra de Hanneke, Funny Games. Indudablemente habría hecho aguas por todos lados en un film de semejantes características.
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