AÑO: 1973
DURACIÓN: 87 min
PAÍS: Reino Unido
DIRECTOR: Gary Sherman
GUIÓN: Ceri Jones
MÚSICA: Wil Malone
FOTOGRAFÍA: Alex Thomson
REPARTO: Donald Pleasence, Norman Rossington, David Ladd, Sharon Gurney, Hugh Armstrong, June Turner, Clive Swift, James Cossins, Heather Stoney, Hugh Dickson, Christopher Lee
PRODUCTORA: Paul Maslansky
En los subterráneos de Londres se suceden numerosas desapariciones. Una pareja y un detective de policía descubren que allí habita una sociedad caníbal.
Death Line tiene un guión simple en el que mediante el prólogo se nos muestra el derrumbamiento de las obras del metro de Londres en el año 1890, quedando encerrados los trabajadores. Con un salto temporal de 80 años, nos situamos en plena década de los 70 donde una pareja encuentra un hombre herido en la estación, pero cuando vuelven con la policía ya no está. A partir de aquí la policía investigará las sospechosas desapariciones de los últimos meses en relación con el reciente caso.
Una película que ha sufrido la degradación del título hasta el punto de pasar desapercibida, en USA re-titulada Raw Meat (Carne Muerta) y por estas tierras re-bautizada como Subhumanos. Cierto es que dicho título resulta mucho más atractivo e interesante, captando la atención de cualquier entendido de la materia. Te dan ganas de verla pero sin la más mínima esperanza de encontrarnos un buen producto, aunque sorprendentemente no es así.
No nos engañemos la película es de bajo presupuesto, influenciada con una estética similar a films posteriores como Demons de Lamberto Bava (atención a las escenas del metro) o El Mas Allá o Aquella Casa Al Lado Del Cementerio de Lucio Fulci, con esos planos oscuros y siniestros deudores del mejor terror italiano.

También encontramos influencias que vienen directamente de obras producidas por la Hammer. Debido al bajo presupuesto, la fotografía es mucho más oscura, inspirando a muchas otras obras posteriores del género del horror, llegando sus raíces a Creep dirigida por Christopher Smith en 2004.
El reparto no está formado por grandes estrellas, salvo la breve aparición de Christopher Lee. El protagonismo lo lleva Donald Pleasence que todavía hoy es recordado por su papel de doctor Lommis en Halloween de John Carpenter. El rol de su personaje en Death Line como comisario de policía es genial, le da un toque de humor a la cinta en la medida justa, con frases casi impagables, aunque hay momentos en que los traductores se toman sus propias licencias adaptando algunas bromas más acordes a estas tierras, que no al humor inglés.
La banda sonora también viene influenciada directa de la Hammer creando una ambientación sin precedentes. Contiene un par de temas que inevitablemente nos recordaran a lo que hizo años después John Carpenter en Asalto a la Comisaría del Distrito 13 o Están Vivos. A pesar del bajo presupuesto en maquillaje, más notorio, pues la cámara se recrea con primeros planos de los cadáveres.
A causa del título prometía ser muy mala, siendo cierto en parte, consigue sorprender sobremanera. Recomendable para amantes del cine casposo, su desenlace es previsible pero de mear y no echar ni gota.
Puntuación


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